viernes, 30 de diciembre de 2011

Envidio el entusiasmo que te hace bella haciendo que tus ojos se aclaren y brillen como mi sangre cuando brota por mis cortes.
Podría mutilarme para parecerme y nunca lo conseguiría, quizá no lo suficiente.
Desenvainando el frío cortante e insignificante como nosotros dudo y reflexiono sin llegar a conclusión y continúo haciéndolo bajo tu mirada atenta de asombro y desesperación, aunque tus cicatrices aún sean visibles.


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